Victima o Voluntario? Esto No es Amor
Víctima se es una vez; después es voluntariado. Aprende a soltar lo que duele, aunque no tenga cierre. Tu paz no depende del otro, depende de vos.


Víctima se es una vez; después, es voluntariado
Sí, suena duro, pero no es una crítica, es una invitación; una forma directa de decirte que ya no necesitas seguir explicando lo que te rompió, ni justificar lo que todavía te drena. Porque, aunque no lo parezca, siempre hay un momento donde una parte de vos puede elegir dejar de revivir el pasado y empezar a cuidar el presente.
Porque muchas veces lo que más duele no es lo que nos hicieron; es lo que seguimos haciéndonos con eso que ya pasó, lo que repetimos en la cabeza, lo que volvemos a mirar, lo que seguimos esperando, lo que no soltamos… aunque sabemos que nos hace mal.
Y no estamos hablando de situaciones extremas, que merecen abordajes específicos. Nos referimos a esas heridas emocionales que no se ven, pero que cambian cómo te miras, cómo te hablas, cómo te tratas. Como una infidelidad, una traición, una promesa rota. Como una relación en la que te convenciste de que pedir lo mínimo era pedir demasiado.
Esas situaciones no dejan marcas en la piel, pero sí en la confianza; y si no las atendes con conciencia, puedes volver a quedarte en lugares donde ya no deberías estar. Porque el problema no es que te haya dolido; el problema es que el dolor se te haya vuelto rutina. Que el sufrimiento se haya convertido en una especie de compañía.
Eso pasa porque, cuando algo nos lastima mucho, nuestra mente busca explicaciones como si fueran salvavidas. Queremos entender; analizamos, repasamos, desmenuzamos cada detalle del pasado, creyendo que si entendemos todo, va a dejar de doler. Pero no siempre funciona así.
Porque el dolor emocional no se disuelve con lógica. A veces, cuanto más lo piensas, más se agranda. Entras en un ciclo donde crees que pensar más es avanzar; y, en realidad, estás girando sobre lo mismo una y otra vez.
No hay salida en el análisis constante si no hay acción real. No sanas cuando todo tiene sentido, sanas cuando empiezas a hacer cosas diferentes; cuando cambias el foco del otro hacia vos; cuando dejas de buscar culpables y empiezas a buscar caminos.
Ese es el punto clave: mientras estés esperando que el otro te dé una explicación, te pida perdón o se arrepienta, estás postergando tu propia paz, y eso no es justo para vos. Nadie tiene el poder de devolverte tu autoestima, tu dignidad, tu luz., eso se recupera desde adentro; y eso, sí depende de vos.
Un ejemplo real, cotidiano
Conoces a alguien por una app. Se genera una conexión hermosa. Charlaron durante horas, hablaron de todo; parecía que había química, intención, ganas. Hasta que, de la nada, comienza a cambiar. Ya no hay urgencia en las charlas. No hay entrega en los encuentros. Se va apagando. Supongamos que no tiene el mismo interés: se va yendo… hasta que desaparece.
Silencio total. No responde más.
Vos tratas de mantener la calma, pero empiezas a revisar si hiciste algo mal; lees los chats una y otra vez; lo buscas en redes; te preguntas si dijiste algo que lo alejó; si hay algo mal en vos.
Y ahí quedas: estancado en una historia inconclusa, sin cierre, con el corazón lleno de preguntas. Esperando una respuesta que probablemente nunca llegue. Porque, de todas las cosas que podía darte esa persona, eligió unilateralmente no darte nada. Hizo eso que sabía que dolía. Y entonces te enfrentas a una pregunta clave: ¿Te quedas con una bomba emocional lista para explotar, o te vas con la dignidad como estandarte y las ilusiones a cuestas?. Yo elijo lo segundo, ¿Vos?.
Porque si no lo haces, si seguís ahí... ese es el momento exacto donde dejas de ser víctima y empiezas a convertirte —sin querer— en alguien que se queda donde ya no hay nadie, ahí es donde empieza el voluntariado emocional.
Lo haces porque todavía esperas entender
No lo haces por masoquismo, lo haces porque una parte tuya sigue esperando entender; pero hay dolores que no se entienden; hay despedidas que no se explican; hay vínculos que se terminan sin que vos hayas podido elegirlo.
Entonces, ¿qué haces con eso?: ¿Seguís esperando?, ¿Seguís buscando pistas?, ¿Seguís hipotecando tu presente a cambio de un cierre perfecto?; o empiezas a correrte del lugar donde solo hay más silencio?.
Ejercicio práctico: cómo cortar el loop emocional y recuperar foco
Anota en una hoja o en el bloc de notas del celular:
¿Qué sigo esperando de esa persona que ya no está?
¿Qué parte de mí cree que todavía puede cambiar algo?
¿Qué me digo cada vez que vuelvo a mirar sus redes o repasar la historia?
Responde en otra columna:
¿Qué necesito realmente hoy que no dependa del otro?
¿Qué me gustaría empezar a hacer por mí, aunque duela?
¿Qué puedo soltar hoy para estar un poquito más liviano?
Elegí una acción concreta y amorosa para hoy:
Silenciar su perfil por 24 horas.
Salir a caminar escuchando música que te suba la vibra.
Llamar a una amiga y hablar de otra cosa.
Anotar tres cosas que valoras de vos, aunque hoy no las sientas tan claras.
Este ejercicio no es para que te olvides del otro. Es para que te recuerdes a vos.
Para que empieces a usar la energía que gastabas en esperar… en empezar a volver.
Salir no es un acto de heroísmo
Es una serie de decisiones pequeñas que, repetidas todos los días, van reescribiendo tu historia; silenciar ese contacto, no responder un mensaje a las dos de la mañana, dejar de ver sus redes, volver a llenar tu vida de cosas que no dependan de nadie más.
Conectar con vos, con lo que quieres, con lo que mereces. No, no es egoísmo, es amor propio.
Porque seguir sufriendo por alguien que no está no te hace fuerte, te hace prisionero; y la valentía no está en resistir, está en soltar; en decir: “Esto me dolió, pero no me va a doler toda la vida.” Porque cuando dejas de mirar tanto al otro, vuelves a mirarte a vos, y ahí empieza la sanación. En el momento en el que entiendes que no necesitas que el otro se arrepienta para que vos empieces a reconstruirte; que no hace falta el cierre perfecto para abrir algo nuevo; que tu dignidad no está en sus disculpas. Está en tus decisiones.
Y si sentís que no puedes solo...
No estás solo, en HolaTerapia te acompañamos desde un lugar cálido, profesional y humano. Con sesiones de terapia psicológica online pensadas para ayudarte a salir del loop emocional; para devolverte claridad, fuerza y dirección. No para borrar lo que te pasó, sino para que eso ya no te defina, para que puedas volver a elegir desde el amor propio, y no desde la carencia.
La vida no empieza cuando todo encaja, empieza cuando decidís dejar de encajar en lo que ya no va con vos.
Y si hoy estás acá, leyendo esto, es porque hay una parte de vos que ya está lista para avanzar, que no quiere seguir girando sobre lo mismo, que ya entendió que víctima se es una vez, después… después vos elegís.
Romina Di Stéfano
Creadora de HolaTerapia
