Todos Somos Frankenstein
Todos somos Frankenstein: aprende por qué a veces intentamos coser partes rotas del pasado y cómo sanar sin perdernos a nosotros mismos.


Todos somos Frankenstein: Cómo nos Cosimos para Sobrevivir
Dicen que Frankenstein era un monstruo, pero en realidad, fue una víctima de su propio creador; un ser hecho de pedazos, con vida, pero sin alma; y si lo piensas bien… no está tan lejos de lo que muchas personas viven hoy.
Nos construimos para funcionar, no para sentir; nos armamos para sobrevivir, no para estar presentes; y en esa carrera por encajar, terminamos como él: vivos por fuera, desconectados por dentro.
La Historia de Frankenstein: el Experimento que nos Representa
En la novela de Mary Shelley, Frankenstein no es el monstruo, sino el doctor que lo crea. Un científico que, en su deseo de vencer la muerte, decide crear vida a partir de restos humanos. Pero cuando su criatura despierta, se asusta de lo que hizo… y la abandona.
Esa criatura crece sola, confundida, buscando afecto, rechazando su reflejo y persiguiendo a su creador.
Y aunque fue armada con partes de otros, tenía algo profundamente humano: la necesidad de ser amada y comprendida.
En el fondo, todos somos un poco así. Crecimos armando versiones de nosotros mismos para ser aceptados. Aprendimos que mostrar nuestras heridas podía alejarnos de los demás, y terminamos cosiéndonos con lo que el entorno pedía, hasta olvidar quién estaba debajo de tanto disfraz.
Cosiéndonos Para Sobrevivir
Desde chicos entendemos que hay emociones “aceptables” y otras que conviene esconder; así que empezamos a cosernos: una parte que complace, otra que rinde, otra que no molesta; una parte que sonríe ,incluso cuando no quiere.
Poco a poco, nos convertimos en versiones editadas de nosotros mismos, seleccionando qué mostrar y qué guardar; el resultado parece funcional, pero se siente vacío.
Psicológicamente, esto se llama disociación adaptativa: un mecanismo que nos permite sobrevivir, cuando el entorno nos exige más de lo que podemos dar. No es una enfermedad, es una estrategia; pero como toda estrategia, si se vuelve permanente, termina alejándonos de lo real.
👉 Agenda tu sesión y descubre lo que pasa cuando empiezas a ser tu mejor versión, no la que el mundo espera de vos.
En palabras simples: aprendemos a funcionar sin sentir; y eso tiene un costo alto: nos desconectamos del alma, de la intuición, de la alegría.
El Precio de la Desconexión
Frankenstein tenía vida, pero no alma; nosotros, movimiento… pero poco pulso. Cumplimos, respondemos, producimos, pero muchas veces no estamos presentes en lo que vivimos.
Sentir se volvió un lujo; llorar, una debilidad; y mostrar vulnerabilidad, un riesgo. Por eso tantos llegan a terapia diciendo: “No sé qué me pasa, tengo todo para estar bien, pero no lo estoy.”
Y lo que pasa no es que falte algo, sino que sobran costuras; demasiadas capas para no doler, demasiadas versiones para sobrevivir.
Hasta que un día, pasa algo que te descose: una pérdida, una traición, una crisis, una saturación emocional; y de pronto, todo eso que habías tapado sale a la luz, y aunque asusta, es el principio de algo nuevo: el regreso a lo humano.
Lo que Frankenstein realmente buscaba
El monstruo de Frankenstein no quería venganza, quería respuestas; quería saber por qué había nacido, y sobre todo, quería ser mirado sin miedo.
Esa es, en el fondo, la misma búsqueda humana. Queremos que alguien vea nuestras costuras sin salir corriendo, que entienda que no somos el resultado de un error, sino de una historia.
Buscamos pertenecer, pero muchas veces olvidamos que la verdadera aceptación empieza por casa.
De la Anestesia a la Autenticidad
Llegar a ese punto no es derrumbarse, es despertar; porque cuando se descosen los parches, no aparece el monstruo: aparece lo humano; la tristeza, la rabia, el miedo, la ternura… todo eso que habías exiliado para encajar.
Y aunque al principio duela, esa es la puerta de entrada a la autenticidad. Porque lo opuesto al monstruo no es la belleza, es la verdad.
Autenticidad no es mostrarse siempre feliz, ni tener respuestas; es vivir sin anestesia; es animarse a sentir lo que realmente pasa, incluso cuando incomoda.
Reconstruirte con Sentido
El problema no es haber estado hecho de partes, el problema fue creer que por eso no merecías amor. Las costuras no son vergüenza: son historia, son la prueba de que te reconstruiste, una y otra vez, incluso cuando dolía.
Y llega un momento en que se enciende la lamparita: no viniste a ser perfecto, viniste a ser real.
Por eso, el verdadero trabajo no es eliminar lo que fuiste, sino integrarlo, mirar tus partes con compasión, entender por qué nacieron, y decidir, conscientemente, con cuáles querés seguir caminando.
Terapia: el Laboratorio donde se da Vida
En HolaTerapia, trabajamos justamente eso; no buscamos eliminar tus sombras, sino ayudarte a entenderlas. Porque todo lo que rechazas, sigue dirigiendo tu vida desde abajo.
En terapia, descubrimos qué versión tuya, se activó para sobrevivir, qué emociones quedaron sin permiso,
y cómo reconstruirte de una manera más liviana, más humana, más tuya.
Terapia no es reparar un error: es volver a darle alma a tu historia.
Preguntas Frecuentes sobre “Todos somos Frankenstein”
1. ¿Qué significa la analogía de Frankenstein en psicología?
La analogía de Frankenstein representa la tendencia humana a rearmarnos con pedazos del pasado: identidades, creencias o relaciones que ya no encajan, pero que seguimos sosteniendo por miedo a enfrentarnos con el vacío o la pérdida. En terapia, este concepto ayuda a entender cómo muchas de nuestras conductas actuales, son intentos inconscientes de reparar lo que alguna vez nos dolió.
2. ¿Por qué decimos que “todos somos Frankenstein”?
Porque todos, en algún momento, intentamos crear una versión idealizada de nosotros mismos para encajar o ser amados. Esa versión suele estar compuesta por partes ajenas: lo que nos enseñaron a ser, lo que los demás esperan, o lo que creemos que nos hará valiosos. Reconocerlo es el primer paso para dejar de vivir en modo “remiendo” y empezar a construir desde la autenticidad.
3. ¿Cómo puedo dejar de sentirme como un “Frankenstein”?
No se trata de eliminar tus partes, sino de integrarlas con conciencia. En terapia, se trabaja en identificar qué piezas ya no te representan, qué emociones están reprimidas, y cómo puedes soltar sin sentirte vacío. El proceso implica aceptar tus heridas, y transformarlas en sabiduría.
4. ¿Qué relación tiene esto con la salud mental?
Una salud mental equilibrada no se basa en perfección, sino en coherencia emocional. Cuando vivimos desde partes impuestas o negadas, aparece el agotamiento, la ansiedad o la sensación de desconexión. Sanar implica reencontrarte con tu identidad real, y construir desde ahí, sin disfraces ni máscaras.
5. ¿Puede la terapia ayudarme a “rearmarme” de una forma más sana?
Sí. En HolaTerapia trabajamos para que te rearmes desde la conciencia, no desde el miedo. La terapia no busca “repararte”, sino ayudarte a comprenderte, sanar lo pendiente, y crear una versión tuya coherente con tus valores, deseos y necesidades actuales.
6. ¿Qué puedo hacer si siento que estoy actuando una versión que no soy?
Primero, reconócelo sin culpa; todos lo hemos hecho alguna vez. Después, empieza a observar cuándo y por qué aparece ese personaje: ¿para protegerte? ¿para agradar? ¿para no perder algo? Con ayuda profesional, puedes aprender a desarmarte sin romperte, y a vivir desde tu versión más libre y real.
Cortito y al Pie
Todos somos Frankenstein, hechos de pedazos, de intentos, de cicatrices y aprendizajes; pero también de ternura, de instinto y de ganas de seguir.
El verdadero milagro no fue crear la vida, es atreverse a sentirla.
Si este artículo te resonó, te invito a que lo compartas, y si sientes que llegó el momento de descoser lo que ya no te representa, en HolaTerapia puedes empezar tu proceso sesiones de terapia psicológica online cálidas, dinámicas y con propósito. Porque no se trata de parecer vivo…sino de volver a sentirte vivo.
Romina Di Stéfano
Counselor - Creadora de HolaTerapia

Si estás Cansado de Remendarte para Encajar, te Esperamos en Terapia
Comienza TU proceso; a veces, lo que más miedo da —mirarte sin disfraces— es justo lo que más libera.
