¡Sorpresa! Tus Emociones No Son Lo Que Pensabas
Descubre cómo transformar tus emociones y sentimientos con la neurociencia y la psicología. Aprende estrategias para tomar el control y mejorar tu bienestar emocional.


Imagina esto: estás en un restaurante con amigos, disfrutando del momento, cuando de repente alguien hace un comentario incómodo. Tu cuerpo reacciona al instante: te atragantas con una papa frita, el estómago se encoge, sientes un nudo en la garganta y un calor sube por tu pecho. Sin darte cuenta, ya estás molesto o ansioso. Lo que acabas de experimentar es una emoción. Pero lo interesante es lo que viene después: tu mente comienza a generar pensamientos como “¿Por qué dijo eso?”, “¿Me están juzgando?”, “¿Siempre soy yo el problema?”. Esa transformación es lo que llamamos sentimiento.
Ahora, profundicemos en este proceso para entender cómo funcionan tu mente y tu cuerpo. Porque cuando comprendas bien este mecanismo, podrás transformar tu vida de manera significativa.
Tus emociones no son lo que pensabas
Tu cerebro procesa las emociones a través del sistema límbico, una estructura primitiva que compartimos con otros mamíferos. En este sistema se encuentra la amígdala, un pequeño pero poderoso centro de control de las emociones. La amígdala funciona como un detector de humo: reacciona rápido, sin pensar. Cuando percibe algo como una amenaza, real o no, lanza una alerta y, en cuestión de milésimas de segundo, dispara adrenalina y cortisol en tu cuerpo. Sientes la clásica respuesta de “lucha o huida”. Esta reacción es una emoción pura: rápida, visceral e involuntaria.
Luego entra en juego la corteza prefrontal, la parte racional de tu cerebro. Es aquí donde las emociones iniciales se transforman en sentimientos. A diferencia de la emoción, que es automática, los sentimientos se moldean con base en tus experiencias, creencias y pensamientos. En otras palabras, las emociones son la chispa, pero los sentimientos son el fuego que decides mantener encendido.
Ejemplo: Redes sociales y la tormenta emocional
Piensa en la última vez que revisaste Instagram. Ves una foto de alguien de vacaciones mientras tú estás trabajando. Automáticamente, surge una emoción: envidia, ansiedad o tristeza. Luego, tu mente empieza a interpretarla: “¿Por qué mi vida no es así?”, “Nunca podré hacer algo parecido”. Esos pensamientos transforman la emoción en un sentimiento que puede quedarse contigo por horas o días.
Este proceso es clave para entender cómo funciona tu cerebro. No es solo la emoción lo que te afecta, sino la historia que te cuentas sobre ella.
Neuroplasticidad: Tu cerebro puede cambiar
La neurociencia ha demostrado que el cerebro es maleable gracias a la neuroplasticidad, la capacidad de crear nuevas conexiones neuronales. Esto significa que no estás condenado a reaccionar siempre de la misma manera. Con práctica y consciencia, puedes entrenar a tu cerebro para que no convierta automáticamente las emociones en sentimientos negativos.
Ejercicio: Reprograma tu cerebro en tres pasos
Identifica la emoción. La próxima vez que sientas algo fuerte, detente y ponle un nombre: "Esto es miedo", "Esto es frustración". Etiquetar la emoción activa tu corteza prefrontal y te ayuda a salir del modo reactivo.
Cuestiona tu pensamiento. Pregúntate: “¿Qué historia me estoy contando sobre esta emoción?”. En lugar de asumir lo peor, contempla otras explicaciones.
Redirige la atención. Si te enfocas constantemente en pensamientos negativos, refuerzas esos circuitos neuronales. En cambio, entrenarte para enfocarte en lo positivo fortalecerá nuevas conexiones cerebrales.
Toma el control de tus emociones con el enfoque estratégico
La técnica del enfoque estratégico te permite redirigir tu atención de manera intencionada. Cuando una emoción intensa aparece, en lugar de dejar que domine tu mente, puedes enfocarte en otra cosa. Es como entrenar un músculo: cuanto más lo practiques, más fuerte se vuelve tu capacidad de manejar tus emociones.
Ejemplo: El tráfico y el secuestro emocional
Imagina que estás atrapado en el tráfico. Alguien te corta el paso y tu amígdala reacciona: rabia, frustración, insultos. Pero en lugar de seguir ese impulso, puedes aplicar el enfoque estratégico y redirigir tu mente hacia algo más productivo, como pensar en un proyecto personal. Con el tiempo, este ejercicio fortalecerá los circuitos cerebrales que te permitirán responder con mayor calma.
De la neurociencia a la psicología: Emociones y tu identidad
Tus sentimientos no solo afectan tu estado de ánimo, sino que también dan forma a tu identidad. Si interpretas tus emociones de manera negativa, esas interpretaciones se convierten en creencias profundas sobre ti mismo. Cambiar la narrativa que te cuentas puede transformar tu autoestima y cómo te relacionas con el mundo.
Ejercicio práctico: La técnica del observador imparcial
Cuando sientas una emoción intensa, imagina que te observas desde afuera.
Pregúntate: “¿Realmente esta emoción significa que soy débil?”, “¿Hay otra forma de interpretar esto?”.
Al distanciarte de la emoción, reduces su intensidad y recuperas el control.
Libérate del secuestro emocional y toma el control de tus sentimientos
Tu cerebro es increíblemente adaptable. Usando el enfoque estratégico y técnicas de autoobservación, puedes entrenarte para reducir el impacto de las emociones negativas y mejorar tu bienestar emocional. La próxima vez que una emoción intensa te golpee, recuerda que tienes el poder de dirigir tu mente hacia donde tú quieras.
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Romina Di Stéfano
Creadora de HolaTerapia