Sobreviviente del Caos, pero Incapaz de Vivir en Paz
¿Te incomoda sentirte bien? Descubre por qué la calma se vuelve un problema para quienes vivieron en caos, y cómo puedes empezar a habitarla sin miedo.


Hay una verdad silenciosa que muy pocos se animan a decir: estar bien puede ser profundamente incómodo. Sentirte en paz, con todo en orden, sin problemas urgentes, ni crisis que resolver… puede generarte ansiedad, sí, ansiedad por no tener ansiedad. ¿Te pasó?.
Te levantas con todo aparentemente bien: casa, trabajo, pareja, salud; y aún así, hay algo que no encaja. Como una inquietud difusa, un fastidio invisible, un malestar raro que no tiene nombre… pero que te pesa.
Y empiezas a pensar: ¿Será que me falta algo?, ¿Estoy triste y no me doy cuenta?, ¿Estoy confundido?, ¿Estoy perdiendo el tiempo?... Spoiler: no te falta nada; lo que te incomoda no es el vacío… es la falta de caos.
Sobreviviste, Pero Nadie te Enseñó a Vivir en Paz.
Durante años, funcionaste desde el estrés; desde la urgencia, desde el miedo, desde el “hay que hacer algo YA”. Fuiste resolviendo problemas, apagando fuegos, aguantando, y lo hiciste bien. Tan bien… que se volvió tu forma natural de estar en el mundo; y cuando todo por fin se calmó, no supiste cómo habitar ese nuevo escenario; porque el caos, aunque te cansaba, también te daba una misión. Y cuando el caos se fue, con él se fueron el sentido, el propósito… y esa adrenalina silenciosa que te mantenía en pie.
Entonces la calma te resulta incómoda, no porque esté mal; sino porque es desconocida; y lo desconocido, para tu sistema, se lee como peligro.
¿Por qué la calma puede sentirse amenazante?
Porque no la conoces, porque no te entrenaron para ella. Tu cuerpo, tu mente, tu sistema emocional, se adaptaron a funcionar bajo presión, aprendieron a estar en guardia, a reaccionar, a prever amenazas.
Y ahora, cuando todo está bien, ese mismo sistema… entra en crisis, empieza a buscar algo que arreglar, algo que preocupe, algo que duela; no por masoquismo, no por drama, por pura lealtad a la costumbre.
¿Cómo saber si te pasa esto? Algunos signos invisibles:
Sientes incomodidad en contextos tranquilos, como vacaciones, o fines de semana sin planes.
Procrastinas proyectos que te entusiasman, como si algo en vos no se animara a estar bien.
Discutes con tu pareja, o tus seres queridos sin motivos reales.
Te vuelves hiperexigente cuando todo está en orden, como si buscaras el pelo en la sopa.
Sientes que algo malo va a pasar “porque todo está demasiado bien”.
Si te reconoces en alguno de estos puntos, no hay nada mal en vos, hay una parte tuya, que todavía cree que el caos es el único lugar donde puede existir.
¿Por qué tanta gente sufre esto, y nadie lo nombra?
Porque es un dolor que no tiene nombre, no es depresión, no es ansiedad tradicional; es esa incomodidad rara que surge cuando te enfrentas a algo nuevo… como la estabilidad. Y como no sabemos qué hacer con esa sensación, hacemos lo que mejor conocemos:
Nos ocupamos de más.
Nos metemos en dramas ajenos.
Buscamos peleas innecesarias.
Nos llenamos de actividades.
Reabrimos heridas que ya estaban cerradas… solo para “sentir algo”.
Porque cuando lo único que conociste fue el sobresalto, la normalidad te parece sospechosa.
Lo que nadie te enseñó sobre la calma:
La calma, no es la ausencia de problemas.
Es la presencia de recursos internos para no vivir en guerra con cada cosa que pasa.La calma, no es aburrimiento.
Es el espacio donde aparecen las verdaderas ideas, los deseos postergados, las decisiones maduras.La calma, no se siente espectacular.
No tiene fuegos artificiales, tiene algo mejor: claridad.La calma, no se encuentra: se entrena.
Es un hábito, una práctica, un permiso que te das; no algo que simplemente aparece.
La vida después del caos: más difícil de lo que parece
Hay una paradoja que en terapia se ve todo el tiempo: las personas que más desean estar en paz… son las que más se sabotean cuando finalmente la alcanzan, ¿Por qué?, porque la paz, implica algo que el caos no: intimidad con vos mismo.
Cuando no hay quilombo afuera, aparece lo de adentro; lo que evitaste, lo que tapaste con ocupaciones, tus dudas reales, tus vacíos existenciales, tu necesidad de amor, tu necesidad de vos.
… Y eso puede doler, porque el silencio no solo calma, también revela.
Ejercicio práctico: “La incomodidad de estar bien”
Elegí un momento reciente en el que todo estaba bien: estabas descansando, sin urgencias, en calma.
¿Qué pensaste, o sentiste en ese momento?, ¿Te sentiste inquieto/a?, ¿Culpable?, ¿Inseguro/a?.
¿Qué hiciste después?, ¿Mantuviste ese estado, o buscaste inconscientemente interrumpirlo?.
Ahora, mira ese momento con otros ojos: ¿Era vacío, o era paz?, ¿Era aburrimiento, o era calma?, ¿Era incomodidad… o simplemente algo nuevo que todavía no sabes habitar?.
La calma es un músculo nuevo, y puedes entrenarlo.
Así como te hiciste experto en sobrevivir, también puedes convertirte en alguien que sabe vivir con liviandad, con más pausas, con menos drama; con presencia, sin urgencia; con vínculos sanos, sin adrenalina. Y no, no va a ser mágico, al principio vas a sentir que algo está mal, que te falta movimiento, que el silencio pesa; pero si lo sostienes, si lo habitas, si lo aceptas… vas a descubrir una nueva forma de existir. Una forma en la que no estás apagando incendios, sino construyendo paisajes.
Una nueva vida requiere nuevas habilidades
Sobrevivir te dio herramientas valiosas: fortaleza, resiliencia, capacidad de reacción; pero vivir… vivir requiere otras cosas:
Quietud sin culpa.
Plenitud sin explosiones.
Amor sin conflicto.
Autoestima sin validación externa.
Y todo eso se cultiva en la calma, en ese espacio donde no estás corriendo… sino habitando tu vida.
Cortito y al Pie
Tal vez hoy no necesites más fuerza, tal vez lo que necesitas es ternura; tal vez no necesitas resolver más problemas… sino permitirte disfrutar sin inventar uno nuevo. Tal vez estás listo, estás lista, no para sobrevivir al caos, sino para vivir sin él.
Agenda tu sesión y entrena tu calma.
Agenda tu sesión, mereces tu espacio.
Agenda tu sesión y empieza a ser quien deseas.
El caos te hizo fuerte, la calma te va a hacer libre.
Romina Di Stéfano
Creadora de HolaTerapia
