Falsa Seguridad: Cuando tu Confianza es una Coraza

¿Tu confianza es real o solo un disfraz?, descubre en este artículo, cómo la falsa seguridad, puede alejarte de una vida real. Suelta tu Coraza!

Falsa Seguridad: Cuando tu Confianza es una Coraza
Falsa Seguridad: Cuando tu Confianza es una Coraza
Falsa seguridad: cuando la confianza se convierte en disfraz

Hay una confianza que te sostiene…Y hay otra que te disfraza.

Esa segunda, es la que muchos visten a diario como quien se pone una corbata apretada: para parecer algo que aún no se sienten. Personas que parecen imbatibles, decididas, hechas y derechas… pero que, por dentro, están agotadas de sostener una imagen que no siempre se alinea con lo que realmente viven.

Porque sí, hoy el mundo está lleno de mensajes sobre amor propio, de discursos motivacionales envueltos en neón, de afirmaciones que suenan hermosas pero que, muchas veces, no terminan de calar hondo; pero ¿por qué?, porque la autoestima no se grita: se construye. Y cuando no hay cimientos reales, lo que emerge no es una confianza sólida, sino una actuación brillante.

El problema no es que te creas capaz, el problema es que necesites parecerlo las 24 horas, como si mostrar cansancio, dudas o miedo fuera una derrota personal.

La trampa de parecer fuerte todo el tiempo

Hay quienes, para no parecer débiles, desarrollan una maestría en aparentar lo contrario. Sobreactúan la seguridad como quien compensa lo que no se permite sentir. Se transforman en los más exitosos, los más ocupados, los más inalcanzables, los más “yo puedo solo”, pero debajo de ese traje de “fortaleza” se esconde una verdad que da vértigo: el miedo visceral a ser visto de verdad.

Porque mostrarse vulnerable, en una cultura que idolatra la perfección, es casi un acto de rebeldía. Es salir al escenario sin escudo, con todas tus costuras a la vista; y eso, claro, asusta. Nos enseñaron que mostrarse frágil era exponerse a ser herido, usado o rechazado. Así que, como reflejo, aprendimos a endurecernos, a construir una imagen pulida que no muestre grietas. Pero la sobreprotección emocional tiene efectos secundarios: te aleja del otro, y también de vos.

Cuando la seguridad es solo un mecanismo de defensa

Tu cerebro, tan brillante como testarudo, está programado para buscar seguridad. El problema comienza cuando empieza a confundir “estar a salvo” con “no sentir nada”. Y así nacen personajes internos que actúan, exageran, ocultan. El arrogante que no escucha a nadie, el sarcástico que se burla de todo para que nada lo toque, el autosuficiente que no pide ayuda, aunque se esté cayendo a pedazos.

Y no se trata de juzgarlos: todos los tenemos, son parte de nuestro sistema de defensa. Pero lo importante es entender cuándo están protegiendo... y cuándo están limitando. No es lo mismo ser fuerte, que parecer fuerte; no es lo mismo tener confianza, que vestirte de ella, como si fuera una armadura de hierro.

El lado B de la independencia mal entendida

Tomemos a Marcos, gerente exitoso, 47 años, “autoexigente” de profesión. Nunca pedía ayuda, nunca delegaba, nunca mostraba cansancio; hasta que un día, le tocó trabajar en equipo en plena crisis laboral. ¿El resultado?, colapso emocional, ansiedad, aislamiento. La independencia no era madurez: era una trinchera desde donde disparaba a cualquiera que se acercara demasiado.

En terapia, después de meses de trabajo, pronunció una frase que resume todo este artículo en una línea:
“No era que no necesitaba a nadie., era que me daba pánico que alguien me viera necesitándolo.”

Y ahí está el núcleo del asunto: confundimos la autosuficiencia con poder. Pero muchas veces, la necesidad de “no necesitar” es solo otra máscara del miedo a no ser suficiente.

¿Y si empezamos a entrenar la vulnerabilidad?

No con frases edulcoradas ni con retos virales, sino con prácticas concretas, como permitirte fallar, cometer errores chiquitos, y sentir esa incomodidad sin correr a taparla. Como bajar la voz cuando querés gritar que estás bien, como pedir ayuda sin sentir que estás perdiendo estatus.

Algo tan simple como el “reto del error intencional” puede ser una revolución interna, un acto sutil pero poderoso que le enseña a tu sistema nervioso que equivocarte no es una amenaza… sino una oportunidad de respirar más profundo. Sí, mostrarte puede doler, pero esconderte, duele más.

Porque nadie puede abrazarte si no sabe dónde estás; y mientras más tiempo pases actuando, más te alejas de la posibilidad de conexión real, con vos, con los demás, con la vida misma.

El valor de dejar caer la armadura

Lo verdadero no necesita impresionar. La confianza real no se grita desde un podio, se construye en el silencio de los días difíciles, se fortalece cuando aceptas que sentir miedo no te debilita, te humaniza.

No se trata de volverte un libro abierto con todo el mundo, se trata de permitirte ser transparente, al menos con vos. Porque cuando dejas de actuar, la vida deja de ser una obra de teatro... y empieza a ser algo mucho más hermoso: una experiencia genuina.

¿Y sabes qué?, no hay éxito más grande, que poder decir: “Ya no tengo que fingir”.

En HolaTerapia, entendemos ese cansancio de sostener una imagen; por eso nuestras sesiones de terapia online están diseñadas para acompañarte en ese proceso de soltar las máscaras sin perder fuerza, de descubrir qué hay debajo de tanta autoexigencia, y de empezar a vivir con más ligereza, verdad y profundidad.

Agenda tu sesión hoy, no para “arreglarte”, sino para desnudarte emocionalmente de forma segura, porque viniste a este mundo a vivir... no a actuar.

¿Te animas a dejar caer la coraza?.

Romina Di Stéfano
Creadora de HolaTerapia