¿Cómo nos engañan? Pt1: Los Sesgos Cognitivos
Tu cabeza puede engañarte sin querer. Descubrí 3 sesgos mentales que distorsionan tu realidad y cómo empezar a desarmarlos, paso a paso.


A veces no necesitas que el mundo te juegue en contra, con que tu cabeza se lo crea… alcanza.
Te pasa algo, sentís algo, y tu mente se apura a darle sentido; no importa si es real, exagerado o completamente inventado, necesita entenderlo. Y si no puede, lo imagina. Pero no cualquier imaginación: una que confirme tus miedos, que refuerce tus creencias, que justifique tus decisiones.
Eso se llama sesgo cognitivo, y no es un virus moderno. Es parte del modo en que todos pensamos, interpretamos y decidimos.
Hoy vamos a hablar de tres de los más comunes —y más peligrosos—: el sesgo de confirmación, el sesgo de disponibilidad, y el sesgo de anclaje, no desde la teoría, sino desde la vida real.
¿Qué son los sesgos cognitivos?
Tu cerebro, aunque sea brillante, no puede procesar cada detalle del mundo, como si fuera un algoritmo perfecto; así que hace algo más práctico: simplifica, crea atajos mentales, filtros, reglas rápidas.
Los sesgos cognitivos son eso: formas de interpretar la realidad, sin tener que analizar todo desde cero. ¿El problema?, esos atajos no siempre te llevan por el mejor camino; a veces te encierran, te distorsionan la realidad, y refuerzan ideas que te hacen daño.
1. Sesgo de confirmación: el arte de buscar siempre lo que quieres creer
¿Qué es?
Es cuando solo prestas atención, a la información que confirma lo que ya crees… y descartas todo lo que lo contradice.
Ejemplo: Crees que tu pareja se está alejando, y de repente, cada vez que tarda en contestarte, lo tomas como “prueba”; pero ignoras que justo estaba en una reunión, o que después te envió un mensaje dulce.
Tu cabeza no quiere saber qué pasa, quiere tener razón.
Por qué aparece:
Porque cambiar de idea duele, aceptar que estabas equivocado, que interpretaste mal, que no tenías toda la verdad… implica vulnerabilidad; y muchas veces, es más cómodo reafirmar lo que ya pensabas, aunque te lastime, que abrirte a algo nuevo.
Cómo te sabotea:
El sesgo de confirmación te encierra en un círculo vicioso, solo escuchas lo que te conviene, lo que encaja con tu narrativa, y todo lo demás… lo minimizas, lo niegas o lo ridiculizas.
Cómo empezar a salir:
Haz preguntas incómodas: “¿Qué pasaría si estuviera equivocado?”
Escucha opiniones distintas, sin necesidad de rebatirlas al instante.
Busca intencionalmente otra versión de la historia, aunque no te guste.
2. Sesgo de disponibilidad: si lo recuerdas fácil, crees que es común
¿Qué es?
Es cuando crees que algo es más frecuente o más probable… solo porque lo tienes fresco en la memoria.
Ejemplo: Ves dos noticias de accidentes en la ruta, y al día siguiente sientes miedo de manejar. Aunque estadísticamente estés más seguro en el auto que caminando por ciertas zonas, pero lo que viste —y cómo te impactó— pesa más que los datos reales.
Otro ejemplo: Escuchas tres historias de gente que dejó todo por sus sueños y le fue mal, y empiezas a creer que arriesgar es una mala idea. ¿La verdad? No lo sabes, solo estás recordando lo que más ruido hizo.
Por qué aparece:
Porque nuestra mente valora lo que puede recordar rápido, y lo que más recordamos no siempre es lo más común… sino lo más emocionalmente cargado.
Cómo te sabotea:
El sesgo de disponibilidad puede paralizarte, te hace evitar riesgos que no son tan graves; o te hace creer que algo es inevitable, solo porque lo escuchaste muchas veces.
Cómo empezar a salir:
Pregúntate: “¿Esto lo creo porque es real, o porque lo escuché mucho?”
Busca datos concretos, no solo sensaciones.
Recuerda que algo sea impactante, no significa que sea frecuente.
3. Sesgo de anclaje: cuando el primer número define todo
¿Qué es?
Es cuando tomas una decisión, basándote en la primera información que recibiste, aunque sea irrelevante o desactualizada.
Ejemplo: Te dicen que un producto cuesta $1000, pero está “en oferta” a $600. Lo compras porque “está barato”, pero ¿realmente lo necesitabas? ¿O el primer número te condicionó?. Spoiler: probablemente el precio real siempre fue $600, el “ancla” era solo marketing.
Otro ejemplo: Tu primer amor te decía que eras difícil de querer, y aunque pasaron años, esa frase quedó como ancla. Cada vez que alguien se aleja… te vuelves a creer lo mismo.
Por qué aparece:
Porque el primer dato que recibimos, tiende a influir más que los siguientes. Es como si la primera impresión mental fuera un molde… y todo lo demás tuviera que encajar ahí.
Cómo te sabotea:
Te hace tomar decisiones apresuradas, te deja atrapado en precios, ideas, juicios o recuerdos viejos.
Y muchas veces, seguís reaccionando al “primer número”… aunque la realidad ya haya cambiado.
Cómo empezar a salir:
Tomate un momento antes de decidir; lo primero no siempre es lo más válido.
Compara con tus necesidades reales, no con lo que te mostraron primero.
Pregúntate: “¿Estoy eligiendo esto por convicción o por comparación?”
Entonces… ¿cómo dejamos de caer en estos sesgos?
No se trata de eliminarlos por completo, sería como pedirle al corazón que deje de latir; los sesgos son parte del funcionamiento mental, están para ayudarte, pero como todo lo automático… si no lo observas, te puede arrastrar.
El primer paso es el más poderoso: Nombrarlo, cuando lo ves, ya no te domina igual; y el segundo paso es más incómodo: Aceptar que no todo lo que piensas es verdad, eso no te hace débil, te hace libre.
Cortito y al Pie
Muchas veces no sufrimos por lo que nos pasa… sufrimos por cómo lo interpretamos. Y esas interpretaciones, en gran parte, están teñidas por sesgos que no elegimos, pero sí podemos empezar a cuestionar.
Empieza a notar cuándo tu mente está buscando confirmar lo que teme, cuándo está exagerando por lo que le impactó, y cuándo se está aferrando, a una idea vieja, solo porque fue la primera.
Tu cabeza no es tu enemiga, pero tampoco es infalible; y cuanto más la conozcas… menos poder va a tener sobre vos.
¿Quieres que sigamos desarmando estos mecanismos mentales?, en HolaTerapia vamos a seguir compartiendo herramientas para entender tu mundo interno, sin etiquetas ni fórmulas vacías.
Y si esto te resonó, te tocó o te dejó pensando… Lo hablamos en sesión😊.
Romina Di Stéfano
Counselor - Creadora de HolaTerapia
