¿Amor o Salvación... qué buscas?
¿Es amor o salvación emocional? Descubre cómo identificar vínculos sanos, dejar la dependencia, y construir relaciones desde tu poder.


¿Esto que siento… es amor?
O es ese impulso desesperado de no caerme al abismo si no está. ¿Estoy eligiendo?, ¿O me estoy agarrando con las dos manos de lo primero que me dio un poco de contención?.
Hay una confusión brutal (y bastante silenciosa), que muchísimos adultos funcionales, inteligentes, y hasta exitosos no se animan a mirar de frente: confundimos amor con salvación. Y en esa confusión, construimos vínculos que se sienten intensos… pero no nos hacen bien. Porque no estás compartiendo la vida con otro, estás intentando sobrevivir con su ayuda.
¿Qué significa buscar salvación en vez de amor?
Cuando buscas salvación, no estás buscando a otro, estás buscando lo que otro te hace sentir. Quieres que te confirme que vales, que te calme la angustia, que te cure las heridas que nunca supiste mirar. Quieres que te abrace tan fuerte… que no se note que por dentro te estás desarmando.
Y entonces, cuando alguien aparece con un mínimo de calidez emocional, lo convertís en el elegido. Idealizas, te enganchas, lo justificas.
No porque haya conexión real, sino porque llegó en el momento exacto, en que no te estabas aguantando ni a vos mismo.
La trampa emocional: ¿Por qué lo llamamos amor?
Porque alivia, porque por un ratito, te hace sentir que sos suficiente; porque por un instante, crees que todo eso que no te das, te lo van a dar.
Pero, spoiler: no es sostenible. La persona que te salva termina siendo la persona que más te desestabiliza, porque no puede, ni debe, hacerse cargo de tus vacíos.
Analogía de la vida real: El paracaídas humano
Imagina esto: estás cayendo en picada emocional, sin red, sin guía, sin herramientas; y alguien aparece y te presta un paracaídas. No importa si está agujereado, si no lo sabes usar, si ni siquiera sabes aterrizar; lo agarras igual, y después decís: “Estoy enamorado”.
Pero no estás enamorado del otro, estás agradecido con el alivio momentáneo que te dio. Lo que sentís no es amor, es dependencia disfrazada de intensidad.
¿Cómo llegamos a este lío emocional?
Porque no nos enseñaron otra cosa, nos criaron con cuentos donde el amor salva, rescata, transforma.
La princesa encerrada, el caballero que la libera. La historia es vieja, pero todavía la tienes pegada en el inconsciente.
Y claro, cuando aparece alguien que te presta atención, que te cuida, que te dice lo que nunca escuchaste…Boom!!!! Amor a primera herida. Te enamoras más de cómo te hace sentir, que de quién es realmente.
El dato invisible que lo cambia todo
¿Sabías que cuando alguien te da lo que más necesitas (mirada, escucha, cuidado), tu cuerpo y tu mente lo registran como imprescindible?. No porque lo sea, sino porque no tienes esa función resuelta adentro tuyo.
Por eso, cuando se va, no lo extrañas a él o a ella; extrañas la sensación de seguridad, de pertenencia, de calma. Extrañas ese estado emocional que no logras sostener solo.
Caso real: Clara y el falso “gran amor”
Clara tenía todo “resuelto”: laburo (trabajo), independencia, vida social; hasta que apareció Fede. Fede es atento, dulce, disponible. La hacía sentir importante, vista, querida.
Pero al poco tiempo, Clara se desarmaba si Fede no contestaba; sentía angustia, dudas, celos.
Se volvió adicta a la validación, y cuando la relación terminó, sintió que no podía vivir sin él.
En terapia, descubrió esto: nunca había recibido cuidado emocional real; Fede no era su amor, era su red de emergencia. No lo amaba a él, amaba cómo se sentía al lado de alguien que la sostenía emocionalmente.
¿Y entonces qué es el amor?
El amor real no es una sala de emergencias, no viene a curarte, no viene a salvarte; viene a caminar al lado tuyo cuando vos ya sabes estar de pie.
El amor es recíproco, es libre; no se basa en necesidades desesperadas, sino en decisiones conscientes.
No viene a “completar” nada, viene a compartir.
EJERCICIO PRÁCTICO: EL TEST DE LA SALVACIÓN
Te invito a hacer este ejercicio brutalmente honesto:
Paso 1: Escribe tres frases que necesitas que tu pareja te diga o haga.
Por ejemplo:
— “Quiero que me elija”
— “Quiero que me escuche”
— “Quiero que me contenga cuando estoy mal”
Paso 2: Pregúntate:
¿Soy capaz de elegirme, escucharme y contenerme sin depender de otro?
Si la respuesta es no, estás buscando salvación, no amor; y eso, inevitablemente, genera sufrimiento. Porque ningún otro ser humano vino al mundo a hacer el trabajo emocional que te toca a vos.
Cortito y al Pie
Buscar amor es humano, pero que ese amor sea sano, depende de vos.
Cuando dejes de buscar que alguien te rescate, vas a empezar a construir vínculos que no duelen. Vas a dejar de perseguir quien te complete, y vas a elegir quien te acompañe. Y ahí sí… aparece el amor, el real, el que no grita, el que no desestabiliza, el que no te salva… porque ya no lo necesitas para salvarte.
HolaTerapia es el espacio donde dejas de mendigar amor, y empiezas a construirlo, agenda tu sesión.
Romina Di Stéfano
Creadora de HolaTerapia
